Autor: Yessika Rengifo
A las seis de la tarde, antes de la cena. Adrian le preguntaría a Alondra, en qué momento había dejado de amarlo. Hacía cuatro meses, que no dormían juntos. El sueño de tener un hijo, se había ido al baúl de los quizás. El anhelo de una casa a las afueras de la ciudad, llena de magnolias. Se reducía al departamento frio, que habían comprado. En el que el amor con sus aliados, se había ido. Alondra quien había permanecido en silencio, ante la pregunta de Adrian. Levanto su mirada, y dijo: “Rompiste mis sueños, con tú soberbia. Mientras yo deseaba oír, un te amo. Dormí en otra cama, que fue el Olimpo. Y no me arrepiento, porque me enseñaste a ser fría. Te espere tanto, y mis ojos se cansaron de llorar. No se te ocurrió, que al estar tan tiempo sola. Alguien podría llenar, tú ausencia. Por eso, he dejado de amarte.”
Adrian quien al oír las palabras, de Alondra. Y lleno de lágrimas, y decepción, dijo; “No quieras culparme, si muchas veces te advertí de mis funciones laborales. Ahora, el que ha empezado a dejar de amarte, soy yo. No será de un día para otro, pero cuando vuelva a verte, las mariposas de mi estomago, y el fuego en mi pecho se habrá ido”. Cuando termino de decir esas palabras, Adrian. Alondra intento, arreglar lo que horas atrás, había quebrantado. Ya era tarde, Adrian alistaba su maleta para partir.
YR
5 febrero, 2016 a las 7:17 pm
La infidelidad no es sólo asunto de los hombres. Miren, que hoy en día eso es cincuenta, y cincuenta. Uno puede ir por la vida, justificando sus acciones con el usted me hizo. No es más sencillo, decir no vamos más. Vengan, descubran que le sucedió Alondra, y la gran lección que dejo Adrian.