«Un oficial del Regimiento de Infantería del Rey Luis XV de Francia,
recibió el impacto de una bola de cañón que le voló media cabeza en el curso de la batalla… Moribundo, atendido por sus compañeros,
aún encontró fuerzas para soltar su última frase ingeniosa antes de expirar:
-«Pero, ¿dónde tendré yo la cabeza?»
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