El autor de “El conejito que quiere dormirse” es Carl-Johan Forssén Ehrlin, psicólogo sueco que coincidiendo con su paternidad, quiso escribir este libro basado en el estudio sobre el comportamiento de los niños pequeños y su dificultad  a la hora de dormirse, sumado a la consiguiente desesperación para sus cuidadores y a su éxito cuando consiguen que descansen en su profundo mundo.

Son varios los métodos aplicados para conseguir que los peques se duerman, y entre los empleados queremos destacar la lectura de este libro, que como su nombre indica, aplica una metodología que requiere además (no solamente la lectura) otros complementos a tener en cuenta. Su composición de páginas constituye un libro infantil como tantos otros que existen en el mercado con buenas ilustraciones dentro de un contexto sencillo.

El conejito que quiere dormirse (Contraportada)

Como pautas a seguir resumimos:

.-La forma de leerlo es importantísimo:

La historia de por sí sola no es la que consigue que los niños se duerman plácidamente, sino la forma de leerla y los mensajes acentuados de forma intencionada para que impacte en el interés del ‘peque’. Debemos acompañar al relato de la historia con “bostezos” reiterados hasta conseguir el contagio en la criatura y a su vez entonar una lectura lenta y suave recalcando las palabras (identificadas con cursiva).

El autor con la edición de este libro pretende involucrar al niño en la historia, hacerle protagonista y para ello aplica la técnica de la relajación mediante la repetición de las palabras más  importantes, diríamos las claves del éxito, como por ejemplo (conciliar el sueño),(relajar),(bostezo)..etc que ayudan de forma importante a la finalidad esperada.

Está lleno de protagonistas como Carlitos, que destaca como principal, al ser el conejito de esta sencilla historia. Le acompañan el Tío Bostezo que le facilita el camino del sueño al darle el ungüento mágico que le hace cumplir con el deseo de su mamá al acostarle en la cama. No nos olvidamos de El Caracol Durmiente o el Búho de Ojos Pesados.

Como final de este comentario podría decir que la aplicación de las diversas técnicas consigue (sin lugar a dudas) el mayor ó menor éxito siempre que esté acompañado del instinto ma/paternal de sus cuidadores. El proceso progresivo del sueño difiere fundamentalmente la edad del protagonista. Los comienzos más infantiles necesitan de mayor proximidad, es decir poniendo al bebe al pecho, abrazarle, mimarle. La sensibilidad cambia a medida de que va creciendo y lógicamente terminará por dormirse solo. Llegado ese momento nuestra satisfacción será plena

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